jueves, 11 de junio de 2009

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Son muchas las personas que piensan que el cine de animación debería servir para crear mundos y situaciones imposibles de dar vida en una película de acción real. En este sentido el director francés René Laloux saca todo el partido a su técnica y recrea un universo donde los seres humanos son las mascotas de unos gigantes de gran inteligencia. El mensaje de respeto a los animales y a favor de una convivencia pacífica entre civilizaciones está servido. ¡Pero ojo! Esta no es en ningún caso posible una película para niños, pues es bastante cruel en ocasiones. Se trata de una película de 1973 que creo que vale la pena redescubrir a día de hoy. No os la perdáis.