A veces pecamos en Europa de hacer un cine feucho. Poco estilizado. Carente de más interés que la relación de la historia con la realidad social. Este desde luego no es el caso del francés François Ozon quien es casi un esteta. Pero no por eso esta película deja de tener interés narrativo. Quizá el más cruel de los cuentos que se puedan contar, Amantes criminales describe un mundo salvaje y primario donde es el deseo el que mueve todo. Quizá la película peque de misógina pero dudo que a nadie le llegue a molestar tanto como para no disfrutar de una obra tan bien pulida. Un tenebroso disfrute.
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