La verdad es que me duele tener que meterme con una película de Michael Haneke, que está entre mis favoritos, pero es que esta tiene huevos. El vídeo de Benny es el sopor en celuloide. Fui a verla con un amigo al Festival de Sitges. Casi era la peli que más nos ilusionaba ver y... ¿qué coño es esto? Es una peli que se caracteriza porque no pasa prácticamente nada. Hace uso de la que posiblemente sea la elipsis más estúpida de la historia del cine que consiste en, cuando los personajes van a hacer un viaje donde se va a cocer todo, de repente el montador se deja todo el viaje en la mesa de montaje y se queda como Dios. Si tenéis graves problemas de insomnio no os preocupéis, ver esta película sanará todos vuestros males. El protagonista es Arno Frisch y el que hace de su padre es Ulrich Mühe. Y si hay algún ingenuo que dice: "¡Eh, una peli de Haneke con Arno Frisch y Ulrich Mühe! ¡Cómo Funny games! ¡Vamos a verla!" sólo le responderé: "No... no es como Funny games". Si necesitáis que algo os dé fuerzas para suicidaros esta es vuestra peli. ¡Que arda en nuestro infierno!
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