Dirigida por Brad Bird, quien ya nos trajo la estupenda El gigante de hierro, Ratatouille no es una película de animación al uso. Las últimas películas de dibujos norteamericanas suelen tener un trabajo de guión destinado sólamente a la consecución de gags mejor o peor conseguidos, sin embargo Ratatouille construye una historia mucho más elaborada, como los platos que crea su protagonista. La animación está muy bien lograda resultando esto difícil por la gran cantidad de texturas y colores que se encuentran en una cocina (lugar donde transcurre la mayoría de la accón principal). La película, segura de sí misma, incluso se atreve a adentrarse en la exploración-crítica del trabajo de los críticos profesionales y aunque podría haber salido escaldada de semejante osadía, siendo trinchada y cocinada al pil-pil por cualquier tabloide con ganas de guerra, su incontestable perfección la elevó al Olimpo del cine de animación. Lejos de hacerla arder en los fogones de su cocina, preferimos otorgarle una recomendación de cinco tenedores.
domingo, 20 de enero de 2008
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