lunes, 21 de marzo de 2011

Suceso: De intercambio

Los próximos días no esperéis demasiadas noticias de mí ya que me voy de intercambio a Budapest. Me llevaré a los alumnos al más puro estilo LOL. Ahí decidiré si Hungría se parece más al estilo blanquinegro y pausado (casi silente) del cine de Béla Tarr o a la crueldad, frenetismo y desamparo de películas recientes como Kontroll o Bibliothèque Pascal... Más noticias a la vuelta.

viernes, 11 de marzo de 2011

Recomendamos: Rubber

A los cinco minutos de película aparecen los créditos. Si a esas alturas esta cinta no te ha logrado ganar completamente es que sencillamente no es para ti. Si la premisa de la película ya puede parecer original y rompedora, su desarrollo es algo completamente marciano a la par que interesante (las reflexiones metacinematográficas que plantea el film son dignas de unos ratos de reflexión y varios visionados de la cinta). Quentin Dupieux dirige esta obra única que nos llamará la atención por su guión y su montaje (¡vivan el ahorro y la artesanía!). Cualquier elogio se queda corto al hablar de una historia cuyo protagonista es un neumático asesino con poderes telekinéticos, ¿o no es verdad?

miércoles, 9 de marzo de 2011

Coco enseña cine: Romper el cuarto muro

Hoy Coco vuelve a hablarnos de una de esas reglas del cine que, en principio, no debería uno saltarse pero que, en contadas ocasiones, y si se hace con suficiente gracia y ayuda a contar la historia puede quedar muy bien.

El cuarto muro es esa pared imaginaria que separa nuestro mundo del mundo de las películas. En principio los personajes de la película interactúan entre sí y nosotros los observamos en su entorno (a través del cristal de la tele, de la pantalla del cine o de cualquier otro "muro"). Ahora bien, ¿qué sucede si los personajes intentar entablar una conversación con nosotros? A eso es a lo que llamamos romper el cuarto muro.

La causa de que esto sea algo a evitar es sencilla: un personaje que se dirige a la audiencia consigue que ésta se salga de la realidad de la película (de forma repentina el espectador recobra la sensación de estar viendo una película en vez de, por ejemplo, estar acompañando a un aventurero en la búsqueda de un tesoro) y esto en general no es lo deseable. Sin embargo, muchas veces el recurso puede servir para ganarse la complicidad del respetable o narrarle algo de forma más personal.

Un ejemplo reciente está en la película Tristram Shandy en la que Steve Coogan se dirigía a nosotros para irnos narrando y sobretodo, haciendo comentarios, sobre las vivencias de su personaje a lo largo de su vida. En este caso el recurso estaba justificado debido a la compleja naturaleza de la obra literaria que se adaptaba:



Otra posibilidad es conseguir esto de forma algo más sutil. No es necesario hablar con el espectador sino sencillamente mirarle. En las películas Funny games de Michael Haneke o Death Proof de Quentin Tarantino los protagonistas eran unos psicópatas que gracias a romper el cuarto muro intentan ganarse las simpatías del espectador. No sólo eso sino que consiguen que el significado de lo que se está viendo cambie de manera radical: No realizan crímenes por ser unos psicópatas sino porque tú estás mirando y has pagado una entrada para verlos asesinar, lo que te convierte en cómplice. En el primer trailer podéis ver la mirada de Arno Frisch al final del clip, mientras que en el segundo podréis recibir la mirada de Kurt Russell sobre el segundo 45...





Por último destacar que como recurso cinematográfico siempre se puede hacer más o menos uso de él. El mejor ejemplo de alguien sacando el jugo a romper el cuarto muro lo encontramos en Woody Allen quien realizó una película sobre esto con La rosa púrpura de El Cairo. Este es un caso de cine dentro del cine en el que no se rompe en realidad el cuarto muro con el espectador sino entre la protagonista de la cinta y la película que ella va a ver al cine. Como en todo, siempre se le puede dar la vuelta y conseguir hacer de un recurso manido algo aún más original:



Y como siempre, admito sugerencias sobre qué otros temas queréis que sigamos tocando en esta sección. Vuestros comentarios serán bienvenidos.

martes, 8 de marzo de 2011

En espera: Keyhole

Aunque quizá de un modo estéticamente impostado, uno de los directores de la actualidad con un sello de autor más identificable es sin duda Guy Maddin. Su trayectoria realizando películas mudas con un imaginario próximo al expresionismo alemán ha sido muy rica, no sólo en la forma, sino principlamente en el fondo. Y ahí radica el atractivo del cine del realizador canadiense, que nos atrapa siempre a través de sus hipnotizantes imágenes y surrealistas escenas para contarnos algo que trasciende las licencias formales de la película. Su nueva cinta parece ser una versión de la Odisea en clave gangsteril y, como en sus mejores obras, con gran presencia del universo familiar. En el reparto tres nombres bastante conocidos: Jason Patric, Isabella Rossellini y Udo Kier. Seguro que nos volverá a sorprender. Siempre lo hace.

Recomendamos: Red Eagle

Un guión malo y unas interpretaciones del mismo nivel no hacen de esta cinta más que convertirla en la quintaesencia de la serie B. Wisit Sasanatieng, un realizador que, cuando menos, es interesante, se atreve con una historia de superhéroes que nos recuerda al cine de acción estadounidense de los últimos 80. Pero desde luego no se trata de una producción americana, ya que como es habitual en el cine del tailandés, bebe de las tradiciones y el cine de su país para modernizarlos y presentárselos a las nuevas generaciones. No se trata desde luego de una de las mejores películas de este director, pero a base de tópicos (y un final realmente único) conseguirá transportarnos de nuevo a un momento en el que el cine era mucho más inocente, prejuicioso y previsible. Y aún con todo lo hace con gracia.