martes, 13 de julio de 2010

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Pocas veces vemos en el cine la adolescencia retratada de forma sincera. O se suele caer en el cine social y de denuncia para hablar de cuánto sufren los jóvenes o se enfoca desde un punto de vista almibarado que recuerda los días de juventud con nostalgia. Pero a veces aparece un director con la mirada adecuada y un actor con la valentía suficiente como para mostrarnos la verdad. Y eso es lo que consigue la cineasta Andrea Arnold al dirigir a la novata pero experta Katie Jarvis a través de una interpretación precisa, bella, natural y sin estridencias. También tenemos en el reparto a un Michael Fassbender grandísimo en un papel muy complicado. La película, que no hace ostento de nada, nos atrapará por su historia, por el magnetismo de los personajes o por su bella fotografía. Pero como en los adolescentes, bajo su belleza... está la rabia.

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