miércoles, 9 de marzo de 2011

Coco enseña cine: Romper el cuarto muro

Hoy Coco vuelve a hablarnos de una de esas reglas del cine que, en principio, no debería uno saltarse pero que, en contadas ocasiones, y si se hace con suficiente gracia y ayuda a contar la historia puede quedar muy bien.

El cuarto muro es esa pared imaginaria que separa nuestro mundo del mundo de las películas. En principio los personajes de la película interactúan entre sí y nosotros los observamos en su entorno (a través del cristal de la tele, de la pantalla del cine o de cualquier otro "muro"). Ahora bien, ¿qué sucede si los personajes intentar entablar una conversación con nosotros? A eso es a lo que llamamos romper el cuarto muro.

La causa de que esto sea algo a evitar es sencilla: un personaje que se dirige a la audiencia consigue que ésta se salga de la realidad de la película (de forma repentina el espectador recobra la sensación de estar viendo una película en vez de, por ejemplo, estar acompañando a un aventurero en la búsqueda de un tesoro) y esto en general no es lo deseable. Sin embargo, muchas veces el recurso puede servir para ganarse la complicidad del respetable o narrarle algo de forma más personal.

Un ejemplo reciente está en la película Tristram Shandy en la que Steve Coogan se dirigía a nosotros para irnos narrando y sobretodo, haciendo comentarios, sobre las vivencias de su personaje a lo largo de su vida. En este caso el recurso estaba justificado debido a la compleja naturaleza de la obra literaria que se adaptaba:



Otra posibilidad es conseguir esto de forma algo más sutil. No es necesario hablar con el espectador sino sencillamente mirarle. En las películas Funny games de Michael Haneke o Death Proof de Quentin Tarantino los protagonistas eran unos psicópatas que gracias a romper el cuarto muro intentan ganarse las simpatías del espectador. No sólo eso sino que consiguen que el significado de lo que se está viendo cambie de manera radical: No realizan crímenes por ser unos psicópatas sino porque tú estás mirando y has pagado una entrada para verlos asesinar, lo que te convierte en cómplice. En el primer trailer podéis ver la mirada de Arno Frisch al final del clip, mientras que en el segundo podréis recibir la mirada de Kurt Russell sobre el segundo 45...





Por último destacar que como recurso cinematográfico siempre se puede hacer más o menos uso de él. El mejor ejemplo de alguien sacando el jugo a romper el cuarto muro lo encontramos en Woody Allen quien realizó una película sobre esto con La rosa púrpura de El Cairo. Este es un caso de cine dentro del cine en el que no se rompe en realidad el cuarto muro con el espectador sino entre la protagonista de la cinta y la película que ella va a ver al cine. Como en todo, siempre se le puede dar la vuelta y conseguir hacer de un recurso manido algo aún más original:



Y como siempre, admito sugerencias sobre qué otros temas queréis que sigamos tocando en esta sección. Vuestros comentarios serán bienvenidos.

2 comentarios:

nosferatu dijo...

¿Y el resto de muros?

aikugur dijo...

No estoy seguro de que sea así, pero yo lo entiendo de la siguiente manera: El personaje está en una habitación con cuatro muros. Desde nuestro punto de vista podemos ver 3 (el que tiene detrás y parte de los dos que tiene a los lados). Nosotros le estamos mirando a través de ese "cuarto muro" que no se ve (si se viese no podríamos ver al personaje) pero que se supone que está ahí. Por tanto, si el personaje quiere hablarnos deberá "romper" o "atravesar" ese cuarto muro ficticio para poder contactar con nosotros. Llámale muro, pantalla, cámara... pero en todo caso ahí, entre él y nosotros, hay algo que lo separa y que complementa a los otros 3 muros que tiene detrás...