domingo, 4 de marzo de 2012

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Michael Fassbender es un actor colosal. Da igual lo que haga: lo hace bien. Lamentablemente no son tantas las películas que le ofrecen papeles con chicha en los que pueda darlo todo. Aquí tenemos un ejemplo y el resultado es sobrecogedor. El irlandés se mete en la piel de un ejecutivo adicto al sexo en una película seria. El director, Steve McQueen, no duda a la hora de afrontar la temática de la película de una forma directa, sin tabúes y que abarca varios ángulos (pero que en ningún momento pierde la perspectiva del protagonista). Una película oscura, que baja a los infiernos de un personaje cuyo drama personal pasa inadvertido a los demás (podría pensarse erróneamente que el personaje está satisfecho con tanto folleteo) y que, aún así, guarda espacio para una cierta belleza visual. En un rol importante también destaca Carey Mulligan como la hermana del prota. Todo un show de dos actores en estado de gracia. Una película profunda, dura y con mucho que decir.

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