domingo, 12 de diciembre de 2010

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Apichatpong Weerasethakul es un autor único con un claro estilo reconocible. Esto es así y por lo general se le adora o se le desprecia. Su nueva película no es distinta en esto al resto de su filmografía. La selva vuelve a estar retratada como un lugar bello y misterioso gracias a la preciosidad de la fotografía y, sobre todo, al magnífico uso del sonido. En las profundidades de la naturaleza se esconde lo desconocido y esto a veces se deja ver en nuestra realidad en forma de leyendas y otras veces de manera más palpable... Weerasethakul junta en esta cinta su amor al cine y sus creencias con otros temas más recurrentes en su cine como son la relación con la naturaleza o el choque entre tradición y modernidad, pero en esta ocasión se deja llevar un poco más lejos a la hora de introducir algunas situaciones cómicas y sorprendentes. No es una película para todo el mundo debido a su ritmo pausado y tranquilo, aunque si me preguntan diré sin rodeos que es lo mejor que he visto en un cine en mucho, mucho tiempo. No es de extrañar que se llevara la Palma de Oro, pero merecería mucho más.

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