domingo, 12 de junio de 2011

En espera: Arirang

Érase una vez un director de cine que hacía pequeñas e interesantes películas. Tras unos cuantos intentos, de la noche a la mañana se convirtió en un director de éxito. Para no perder lo que había conseguido intentó imitarse a sí mismo una y otra vez para no perder el favor de sus nuevos seguidores. Sin embargo lo único que logró fue aburrirlos por dejar de ser el director fresco y arriesgado que solía ser. Seguro que esta historia os suena. No será porque no haya ejemplos... En este caso nos referimos a Kim Ki-duk, director que cogió un ritmo de realizar un film por año y al final los hacía como rosquillas perdiendo el interés... Hasta que cogió una depresión y de repente nadie supo más de él. En la película que nos ocupa, el realizador surcoreano nos muestra a modo de documental el penoso proceso por el que ha pasado hasta volver a realizar una película. Esperamos que haya vuelto con las fuerzas renovadas.


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