Suele ser difícil hacer una película desde la óptica infantil. Generalmente o bien no se termina de ponerse en el lugar del niño y se consigue una cinta demasiado adulta o bien se tiene un recuerdo demasiado inocente de lo que es la infancia y se consigue un resultado que se adentra en la ingenuidad y casi roza la estupidez. No es este caso. Nobuhiro Suwa e Hippolyte Girardot (quien se reserva un papel en su debut como director en el largometraje) dirigen a dos niñas que realizan unas interpretaciones excepcionales: Noë Sampy y Arielle Moutel. Se trata de una película preciosa sobre la amistad, el amor, el hogar y la separación, todo ello desde el punto de vista de una niña. Una película con mucho sentimiento y mucho que decir.
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