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Con la tercera película a sus espaldas el estadounidense Thomas McCarthy vuelve a acertar. Afincado en ese cine independiente americano tan aparentemente real se siente como pez en el agua. Ya puede estar cómodo cuando cuenta para su nueva cinta con una protagonista de la talla de Paul Giamatti, quien a la vez está cubierto por un reparto que hace su trabajo a la perfección. Pero es el guión de la cinta lo que le da empaque. Cuando ésta termina nos damos cuenta de que hemos estado viendo una película sobre la crisis económica y ni siquiera nos habíamos dado cuenta. Eso es porque muy pronto la película deja de hablar de las cosas a las que damos importancia y se centra en las cosas que son en verdad importantes.